Su hijo presenta ¿Miedo intenso ante la presencia o anticipación de un objeto o situación? ¿El miedo que siente es excesivo y no representa una amenaza real? ¿Trata de evitar siempre que le es posible el objeto o situación temida? ¿Reconoce que es un miedo excesivo pero no es capaz de controlar sus emociones? ¿Cuándo se expone al estímulo fóbico presenta síntomas como aumento de la frecuencia cardiaca, sudor, temblor, dificultad para espirar, estomago revuelto, sensación de mareo, etc.?
Los niños sienten miedo o ansiedad por un objeto o situación específica (volar, alturas, tormentas, agua, inyecciones, etc.), expresándola a través de rabietas, llanto, aferrarse o quedarse paralizado. La exposición al objeto o a la situación fóbica provoca miedo inmediato y el niño trata de evitarla a toda costa o la soporta con ansiedad intensa. Es importante diferenciar una fobia específica de los miedos evolutivos normales del desarrollo, algunos temores esperables son a personas extrañas (7 y 12 meses), ruidos intensos, animales y oscuridad (1 a 5 años), monstruos y fantasmas (3 a 5 años), daños físicos, ser castigado, fracaso escolar (6 a 12 años), exámenes, sentirse socialmente avergonzado o excluido (12 a 18 años); estos temores desaparecen entre los 6 u 8 meses después de haberse presentado, si no desaparecen y se convierten en un temor desproporcionado y desadaptador, que genera malestar e interfiere de forma significativa en el desarrollo personal y social del niño, nos encontramos frente a una fobia específica.
Psicoterapia Cognitivo Conductual
La psicoeducación ayuda a entender al niño cómo actúa el trastorno y cómo opera el monstruo que lo atemoriza: haciéndole pensar sobre peligros imaginarios, poniéndolo nervioso, haciéndole doler el estómago, dándole ganas de escapar de las cosas que le gustaría hacer o de estar pidiendo ayuda a sus padres para solucionar sus dificultades en lugar de afrontarlas por si mismo. El entrenamiento en estrategias de afrontamiento adaptativas, ayuda a disminuir la ansiedad anticipatoria al exponerlos de forma gradual a los estímulos fóbicos. Las técnicas conductuales más usadas son la exposición a través de la desensibilización sistemática, el modelado (observación e imitación) y estrategias de afrontamiento con ayuda de autoinstrucciones.