Para A. T. Beck, uno de los pioneros de la Terapia Cognitiva, la mayoría de los trastornos derivan de cogniciones erróneas y/o de un procesamiento de la información y un razonamiento distorsionado, donde el afecto y el comportamiento de un individuo se ve profundamente determinado por la forma en la que estructura el mundo. La sintomatología se manifiesta a nivel físico, cognitivo, conductual y emocional y altera el desempeño en áreas como la personal, social, afectiva, laboral y académica. Las técnicas terapéuticas cognitivas se utilizan para identificar, evaluar y corregir conceptualizaciones distorsionadas así como creencias disfuncionales (esquemas) subyacentes a tales cogniciones, complementándose con técnicas y ejercicios comportamentales. El objetivo de la Terapia Cognitiva es realizar un trabajo colaborativo, directivo y activo. Terapeuta y paciente realizan un trabajo Colaborativo, es decir, hay un abordaje conjunto para lograr las metas. Directivo porque el abordaje se realiza a partir de objetivos específicos y claros, consensuados con el paciente y, activo ya que, el paciente identifica su problemática junto con el terapeuta y buscan herramientas para mejorar y enfrentar los problemas cotidianos. La atención se realiza en consultorio y cuando es necesario, se hace observación e intervención en el contexto natural, para implementar estrategias particulares a la necesidad del paciente y a la vez facilitar la generalización de conductas.